Si tiene razón los filósofos, eso que llamamos religión no es más que una filosofía deliberadamente popular, o una simple filosofía instintiva.
Los poetas parecen tomarla más bien como una variante de la poesía que, despreciando su bello juego, se toma a sí misma demasiado en serio y demasiado unilateralmente.
Pero la filosofía misma reconoce que sólo puede comenzar y alcanzar la perfección con la religión.
Por su parte, la poesía solo aspira a lo infinito y desprecia la utilidad y la cultura mundanas, las cuales constituyen los verdaderos contrarios de la religión.
Así pues, la paz perpetua entre los artistas ya no está lejos.
El artista es aquel que tiene su centro en sí mismo. Quien carece de ello, debe buscar feura de sí un determinado guía o mediador, aunque por supuesto no para siempre, sino solo como comienzo.
La religión es el "alma del mundo" que vivifica la cultura, el cuarto elemento invisible junto a la filosofía, la moral y la poesía, que, como el fuego, hace silenciosamente el bien allí donde se instala, y sólo por causa de una violencia y de unos estímulos exteriores estalla en una espantosa destrucción.
Solo puede ser artista quien tiene religión propia, una concepción original del infinito.
Friedrich SCHLEGEL
IDEAS (con anotaciones de Novalis)
Parte 3ª de su fragmentos en ATHENÄUM
Ed. Pretextos 2011.
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