La idea de la propia realización sugiere que uno sólo puede desarrollarse en un tipo específico de vida o en un pequeño número de vidas similares, cuando lo cierto es que todo el mundo puede desarrollarse en una gran variedad de formas.
Si uno cree tener un talento que resulta no tener, se convierte en una versión de Salieri, el compositor cuya vida se envenenó con la aparición de Mozart.
No es que Saliri no tuviera talento. Durante gran parte de su vida tuvo una carrera existosa. Pero si hemos de creer el retrato que Pushkin y otros han dejado de él, su vida estuvo consumida por la sospecha de que no era más que un impostor.
Un sociedad en la que a la gente le han enseñado pretender ser ella misma tiene que estar forzosamente llena de impostores.
Mejor reinventarse su propia vida mientras se camina y no apegarse demasiado a las historias que uno se cuenta a sí mismo por el camino.
En palabras de Freud: "En el ámbito de ficción encontramos la pluralidad de vidas que necesitamos... ya se convencerá usted de que adelantamos mucho si conseguimos transformar su tristeza en un infortunio corriente"
Aprender a conocerse uno mismo significa contar la historia de la propia vida de una manera más imaginativa que en el pasado. Al tiempo que uno llega a ver su vida a la luz de esta nueva historia uno cambia.
John Gray
El silencio de los animales
Sobre el progreso y otros mitos modernos.
Ed. Sexto Piso 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario