lunes, 1 de abril de 2019

Extrañamiento, impersonal, D.H.Lawrence, Eagleton

El extrañamiento era para Lawrence algo aún más íntimo que la mera presencia del otro. El extrañamiento es, ante todo, una cuestión del modo en que cada uno de nosotros nos presentamos ante nosotros mismos.
La clave del pensamiento de Lawrence (lo que él denominaba de un modo poco gramatical en inglés su metaphysic [su metafísica]) es la idea de que todos somos unos extraños para nosotros mismos.
Difícilmente puede considerarse un hallazgo novedoso tratándose de la época de Freud, pero lo que sostiene Lawrence no es de naturaleza psicoanalítica.
Para él, el ser gobierna sobre sí mismo y no sobre uno mismo.
En el centro del yo de cada uno de nosotros reside una suerte de oscuridad o de alteridad inconmensurables que hacen de nosotros lo que somos.
Lo que nos lleva a convertirnos en personas únicas sería, en lo que constituye una moderna ironía que nos es ya familiar, algo (llamémoslo Vida, Infinito, dioses oscuros, Espíritu Santo o el inconsciente) que es en sí mismo profundamente impersonal.
En el núcleo más íntimo del yo reside algo que es implacablemente ajeno a él, aunque no hostil. Si este ser que se encuentra más próximo a nosotros de lo que lo estamos nosotros mismos llevó una vez el nombre de Dios, en la actualidad se ha secularizado como corresponde, dando lugar a lo que Lawrence denomina lo Otro, el Infinito o la vida espontáneamente creativa.
Cuando Lawrence indica que cualquier arte es religioso, es todo esto lo que tiene en mente. Para Lawrence, lo que expresamos es aquello que no forma parte de nosotros.
Cuando somos más auténticos y espontáneos, estamos expresando ese principio que opera en nuestro interior y que hunde sus raíces a una profundidad incomparablemente mayor que la personalidad o la identidad individuales.
Terry Eagleton
La novela inglesa
Una introducción
Traducción: Antonio Benítez Burraco
Ed. AKAL 2009


No hay comentarios:

Publicar un comentario