ELOGIO DE LA NADA, de Chistian Bobin: Toda una revelación en inspiración y concisión poética (he releído últimamente tanto sus veintitantas páginas que re resuenan como un trasfondo) sobre aquello de ¿qué da sentido a tu vida? y cómo sentir el vivir:
"Qué es un adulto? Es alguien que está ausente de su palabra y de su vida ... y que lo oculta. Es alguien que miente. Miente no sobre esto o lo otro, sino sobre lo que es. Un niño se vuelve adulto cuando es capaz de semejante mentira profunda, esencial. "
"¿Te contentarás con un pedacito de cielo azul? Me temo que me voy del tema. No comprendo muy bien tu pregunta. ¿Por qué nuestros días han de tener algún sentido? ¿Para salvarlos? No necesitan salvarse. No hay pérdida en nuestras vidas, puesto que ya están perdidas de antemano, dado que pasan un poco más cada se-gun do. Hay una palabra que me mo-lesta en tu carta. La palabra sentido. Permíteme que la borre. Mira en qué se convierte tu pregunta. ¡Qué buena pinta tiene ahora! Aérea, fugaz: «¿qué te da tu vida?». Esta vez la respuesta es cómoda: todo. Todo lo que no soy yo y me ilumina. Todo lo que ignoro y espero. La espera es una flor sencilla. Crece en el borde del tiempo. Es una flor desnuda que cura todos los males. El tiempo de espera es un tiempo de liberación. Esta liberación opera en nosotros inconscientemente. Sólo nos pide que la dejemos actuar, el tiempo que necesite, las noches que precise. Sin duda te has dado cuenta: nuestra espera -de un amor, una primavera, un descanso-se colma siempre por sorpresa. Como si lo que esperáramos fuera siempre inesperado."
"Estamos en las mejores manos: las del viento, las de la nada inocente de cada día. Arrebatados, abandonados, recuperados. ¿Qué más? El trabajo: la nada. El pensamiento: la nada. El mundo: la nada. La escritura que es trabajo, pensamiento y mundo: la nada. Queda el amor, que nos quita de todo, sin salvarnos de nada. La soledad está en nosotros como un filo, profundamente hundido en las carnes. No nos la podrían sacar sin ma-tarnos de inmediato. El amor no revoca la soledad. La perfecciona. Le abre todo el espacio para arder. El amor no es nada más que esta quemadura, como en lo blanco de una llama. Un claro en la sangre. una luz en la respiración. Nada más. Y sin embargo me parece que toda una vida sería ligera asomada sobre esta nada. Ligera, límpida: el amor no ensombrece lo que ama. No lo ensombrece porque no intenta tomarlo. Lo toca sin tomarlo. Lo deja ir y venir. Mira cómo se aleja, con un paso tan fino que no oímos como muere: elogio de lo poco, alabanza de lo débil. El amor viene, el amor se va. Siempre a su hora, nunca a la nuestra. Para venir, pide todo el cielo, toda la tierra, toda la lengua. No sabría caber en la estrechez de un sentido. Ni siquiera sabría contentarse con una felicidad. El amor es libertad. La libertad no va con la felicidad. Va con la alegría. La alegría es como una escalera de luz en nuestro corazón. Conduce hasta mucho más arriba que nosotros mismos, hasta mucho más arriba que ella misma: hasta donde no hay nada más que atrapar, salvo lo inatrapable. Desde luego, en realidad ya no contesto: canto. ¿Acaso le preguntamos al pájaro la razón de su canto? "
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