sábado, 25 de mayo de 2019

Levinas, deseo del otro como sentido en el ser

La relación con el otro me cuestiona, me vacía de mí mismo y no cesa de vaciarme al descubrirme recursos siempre nuevos. No me sabía tan rico, pero no tengo el derecho de guardarme nada.

¿El deseo de otro es un apetito o una generosidad? Lo deseable no llena mi deseo, sino que lo ahonda, nutriéndome, de alguna manera, de nuevas hambres.

El deseo se revela como bondad.

Hay en CRIMEN Y CASTIGO de Dostoievski una escena donde, refiriéndose a Sonia Marmeladova que mira a Raskolnikov en su desesperación, Dostoievski habla de "insaciable compasión".

No dice "inagotable compasión". Como si la compasión que va de  Sonia a Raskolnikov fuera un hambre nutrida por la presencia de Raskolnikov más allá de toda saturación, presencia que acrecentara esta hambre al infinito.

El deseo del otro que vivimos en la más trivial experiencia social es el movimiento fundamental, la pura trasportación, la orientación absoluta, el sentido.

La filosofía contemporánea insiste, en todo su análisis del lenguaje ciertamente con razon, en su estructura hermenéutica y en el empeño cultural del ser encarnado que se expresa.

¿No se ha olvidado acaso una tercera dimensión: la dirección hacia el otro que no es solamente el colaborador o el vecino de nuestra obra cultural de expresión o el cliente de nuestra producción artística, sino el INTERLOCUTOR: aquel a quien la expresión expresa, para quien la celebración celebra, aquel que es, a la vez, término de una orientación y significación primera?

El otro que me da la cara no está incluido en la totalidad del ser expresado. Reaparece desde el fondo de toda reunión del ser, como aquel a quien expreso lo que expreso.

Me vuelvo a encontrar así frente al otro.

Otro que no es ninguna significación cultural, ni un simple dato.

Primordialmente es SENTIDO porque se lo presta la expresión misma, porque sólo por él un fenómeno como el de la significación se introduce, por su propia cuenta en el ser.

El análisis del deseo, que perfila un sentido en el ser, y que nos importaba en primer lugar distinguir de la necesidad, alcanzará mayor rigor con el análisis de la alteridad hacia la cual el deseo se dirige.

Emmanuel Levinas
HUMANISMO DEL OTRO HOMBRE
Ed. Siglo XXI, 1974
págs. 55-57

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