ALBERT CARACO Post mortem
Albert Caraco POST
MORTEM
Los seres nobles rara vez aman la vida,
prefieren las razones para vivir,
y quienes se contentan con la vida son siempre innobles.
¿Qué tiene la vida que la haga dan deseable
cuando no es sublime?
Me recomendó un egoísmo razonable
y me armó contra la ebriedad
Ignoro las suavidades de la existencia
y sin embargo las aprecio
no me ha sido posible cultivarlas,
mi vida es sombría y militante.
quien se profesa odio a sí mismo
rompe los lazos sensibles
Mantenía a la gente a distancia
y sin darle confianza
la acusaban de orgullo
aunque sabían que no se trataba de ello
sino sólo el efecto de su excelencia
La duración es el elemento constitutivo de la persona
y la muerte eterna es el precio de toda vida
Aquello en lo que hubiera merecido convertirse
caminaba, sin embargo, a la sombra de su ser
y se comunicaba suavemente a nosotros.
Me aconsejó no buscar la felicidad
y me aseguró que todas las desgracias derivan de su búsqueda
pienso que no se equivocaba completamente,
la menor ebriedad es un compromiso
y jamás se nos castigará por eludirlo
Nunca nos volveremos a ver y por eso los amamos,
la nada es el mejor precio del amor
y de la nada es el amor la corona,
es bueno que sea así,
el tiempo y la persona se confunden,
el amor y la nada se corresponden,
a quienes cuentan cuentos sobre el asunto
los llamo sofistas.
La escuela de la aceptación preludia la grandeza
y la vida eterna es aquella en la que participamos aquí
abajo,
nunca más allá,
el más allá no existe cuando nosotros no estamos.
Esto es lo que hay que enseñar,
lo que merecemos aprender,
y es, sin embargo, lo que se nos niega
e incluso por lo que, de creerlo, se nos condenaría.
Pues cada mujer lleva en sí la imagen
de ese yo profundo
al que sólo accedemos renunciando al nuestro.
El sentido de lo eterno:
quienes lo encuentran serán consolados
y nada abatirá a quien lo posea.
La vida es un soporte, no una razón,
la vida es necesaria, pero no suficiente:
tal es la lección que los muertos nos dan.
Dios no nos ama y no es un objeto de amor
el misticismo solo es en el fondo un narcisismo
y el Dios personal sólo es un absurdo,
la necesidad que tienen los miserables
de sentirse consolados
prueba la bajeza de los miserable
y no la evidencia de las figuras que imaginan…
El dios de los filósofos me basta,
yo mismo soy una persona
y no busco a ninguna otra fuera de mí,
acepto mi muerte perpetua
y la idea de salvación me parece un delirio,
ser salvado solo es una violación metafísica.
(Eds. SIGUEME 2006
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