lunes, 25 de octubre de 2021

GEMMA PELLICER aforismos

 La brevedad no es cortedad; antes bien, largueza de compre(n)sión.
 
Para conocer la verdad hay que desearla tanto como merecerla.
 
El infierno son los otros que se agolpan (y agazapan) en mí. 
 
El pasado tiene por costumbre ronronear como un gato bien alimentado; solo si lo encaras de frente, ruge, araña y duele como el condenado tigre que en realidad es.
 
Sólo hay que distanciarse lo justo de uno mismo para volvernos fantasmales, profundamente monstruosos.
 
La realidad se impone siempre y, con ella, la impostura.
 
La ficción restaura la realidad, cuando no la restituye.
 
El aforismo es breve porque es oleaginoso. Otras veces lo es por ser vertiginoso. En fin, el buen aforismo te mancha las manos de vértigo.
 
Las verdades lo son incluso cuando nos acaban engañando.
 
Contar la verdad es el contenido de toda ficción.
 
Acaso la confesión no sea más que una curiosa forma de contrarrestar el confinamiento del yo.
 
La lucidez a menudo nos enfanga y empantana, cuando no entierra. De ahí que nos aterre.
 
¿Acaso no son siempre ficción los relatos de nuestra memoria?
 
El silencio es elocuente, toda vez que el diálogo va siempre por dentro.
 
La búsqueda de señales por doquier nos condena a la ceguera de los crédulos.
 
La imaginación pone a la realidad en su sitio.
 
La hipocresía es un recordatorio incómodo: fingimos ser quien no somos para serlo al menos en falso.
 
Los otros son nuestras verdaderas máscaras.
 
Acaso la abstracción sea la única realidad palpable.
 
Convencido de su vergonzante falsedad, el hombre se torna poco a poco verdadero.
 
Una puerta se abre. Me asomo a su interior oscuro. Las tinieblas tienen la extraña costumbre de adoptar la forma huidiza de los deseos.
 
Amamos cuando el otro está en nosotros. Cuanto está en nosotros del otro.
 
Todo aforismo actúa, al fin y al cabo, como un horizonte de sucesos. Cuanto más lejano y vasto, más clarividente e inmediata se nos antoja su percepción.
 
Frente a la impostada realidad que empaña, la impostura de la ficción que desengaña.
 
El lenguaje de la imaginación convierte la palabra en realidad.
 
Desde que la realidad se ha vuelto fantasiosa, los sueños son la única sensatez.
 
Cada vez que el deseo busca sobreponerse a la realidad, ésta se revuelve
 
GEMMA PELLICER
MEDIDAS EXTREMAS
Ed. Renacimiento 2021
 

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