martes, 30 de abril de 2019

Emmanuel Levinas, Humanismo del otro hombre

La significación precede a los datos y los aclara.

El dato se presenta desde un comienzo en tanto que esto o aquello, es decir, en tanto que significación. La experiencia es una lectura, la comprehensión del sentido, una exégesis, una hermenéutica y no una intuición.

La esencia del lenguaje a la cual los filósofos otorgan ya un papel principal-y que señala-ría la noción misma de cultura-consiste en hacer brillar, más allá del dato, al ser en su conjunto. El dato tomaría una significación a partir de esta totalidad.

La acción cultural no expresa un pensar previo, sino al ser, al cual, encamada, ya pertenece. La sig-nificación no puede inventariarse en la interioridad de un pensar. El pensar mismo se inserta en la Cultura a través del gesto verbal del cuerpo que lo precede y lo supera. La Cultura objetiva a la cual, por la creación verbal, agrega algo nuevo, lo ilumina y lo guía.

El gesto corporal no es una descarga nerviosa, sino la celebración del mundo, poesía.

El cuerpo es un sensible sentido -allí está, según Merleau-Ponty, su gran maravilla. En tanto que sentido, está todavía de este lado, del lado del sujeto; pero en tanto que sensible está ya de aquel lado, del lado de los objetos; pensar que deja de ser paralítico es movimiento que deja de ser ciego y conlienza a ser creador de objetos culturales.

La creación cultural no se agrega a la receptividad, sino que es, desde un comienzo, su otra cara. No somos sujeto del mundo y parte del mundo desde dos puntos de vista diferentes, sino que, en la expresión, somos sujeto y parte a la vez. Percibir es a la vez recibir y expresar por una especie de prolepsia.

El arte no es pues un feliz extravío del hombre que se pone a hacer lo bello. La cultura y la creación artística forman parte del orden ontológico mismo. Son ontológicas por excelencia: hacen posible la comprensión del ser.

No es pues por azar que la exaltación de la cultura y de las culturas, la exaltación del aspecto artístico de la cultura, dirige la vida espiritual contemporánea; que, más allá de la labor especializada de la investigación científica, los museos y los teatros, como en otro tiempo los templos, hacen posible la comunión con el ser y que la poesía pase por plegaria.

La expresión artística reuniría al ser en significación y aportaría así la luz original que el saber científico tomaría prestada.

La expresión artística sería así un acontecimiento esencial que se produciría en el ser a través de los artistas y de los filósofos.

Emmanuel Levinas
Humanismo del otro hombre
Ed. original francés Fata Morgana 1972
Ed. Siglo XXI 1974


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