La gran idea de Levinas es que la relación con el otro no se puede reducir a la comprensión y que tal relación es ética, por lo que la experiencia de lo que pensamos asume la estructura de un yo o un sujeto.
Lo que equivale a decir que las otras personas tienen algo, una dimensión de separación, de interioridad, de secreto o de lo que Levinas llama “alteridad", que escapa a mi comprensión. Aquello que excede los confines de mi conocimiento requiere reconocimiento.
Yendo un poco más lejos, se podría afirmar que el fracaso en reconocer la separación del otro respecto de mí puede llegar a ser el origen de una tragedia. Tomemos el ejemplo de Cavell con el Otello de Shakespeare. La mayor parte de la gente diría que Otello mató a Desdémona porque creyó que sabía que ella le había sido infiel. Movido por su propio monstruo de ojos verdes y. por las astutas intrigas de lago, Otello asesina a Desdémona. Ahora bien, si la consecuencia del presunto saber de Otello resulta ser trágica, ¿en qué consiste la moraleja de esta tragedia? Puede decirse que simplemente consiste en que en definitiva no podemos saber todo sobre otra persona, incluso -y acaso más aun- cuando se trata de la persona que amamos. Esto significa, pienso, que en nuestra relación con los demás tenemos que aprender a reconocer lo que no podemos saber y que el fracaso en esto fue la trágica falla de Otello.
El fin de la certeza puede ser el comienzo de la confianza.
En este sentido, la lección de la tragedia shakespeareana y de las enormes tragedias humanas del siglo xx es que hay que aprender a reconocer lo que uno puede saber y respetar la separación o lo que Levinas llama la trascendencia del otro, una trascendencia que es muy de este mundo y que no forma parte de un misticismo supramundano.
Si el otro se pierde en la multitud, su trascendencia se desvanece. Para Levinas, una relación ética es aquella en la que doy la cara ante otra persona. Es esa relación con el otro la que se perdió tanto en el hecho mismo del antisemitismo Nacionalsocialista como en sus apologías filosóficas.
Tal como le gustaba decirlo, su filosofía puede resumirse íntegramente en estas sencillas palabras: "Aprés vous, Monsieur” ("después de usted, señor”). Esto es, por medio de actos cotidianos y bastante triviales de civilidad, hospitalidad, amabilidad y cortesía, los cuales tal vez hayan recibido muy poca atención de parte de los filósofos.
Son tales actos los que Levinas califica de “éticos”.
Ahora bien, ojalá no sea necesario decir que el logro de esta relación ética con el otro no es sólo una tarea de la filosofía, sino que es una tarea filosófica: la de entender lo que podríamos designar como la gramática moral de la vida cotidiana y tratar de enseñarla.
El otro no es meramente un peldaño en la escalera filosófica que conduce a la verdad metafísica. Y quizá la auténtica fuente de admiración con la que comienza la filosofía, como lo señalara Aristóteles, no sea mirar el cielo estrellado, sino mirar al otro a los ojos, pues ahí hay una infinitud más palpable, con la que la propia curiosidad jamás podrá saciarse...
Simon Critchley
Introducción a Levinas
Trad. Marcelo Burello
en
Emmanuel Levinas
Difícil libertad
Ensayos sobre judaísmo
Original Eds. Albin Michel 1963, 1976
Ed. Fund. David Calles
Buenos Aires 2005
Introducción a Levinas
Trad. Marcelo Burello
en
Emmanuel Levinas
Difícil libertad
Ensayos sobre judaísmo
Original Eds. Albin Michel 1963, 1976
Ed. Fund. David Calles
Buenos Aires 2005
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