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jueves, 10 de mayo de 2018

NIETZSCHE, sensaciones que dejan apresar

Los hábitos de los sentidos nos tienen presos de las patrañas de las sensaciones: las cuales a su vez son la base de todos nuestros juicios y "conocimientos", -no hay escapatoria alguna, no hay atajos ni rodeos por los que llegar al mundo real.
Estamos en nuestra red, somos arañas, y da igual lo que apresemos, no podemos apresar más que lo que en ella, en nuestra red, se deje apresar.

F. Nietzsche
Aurora 117

miércoles, 9 de mayo de 2018

NIETZSCHE, Observarse a sí mismo

Observarse a sí mismo. El hombre posee unas defensas muy buenas contra sí mismo, contra los espionajes y asedios por parte de sí, y normalmente no capta de sí mismo más que las obras externas. La verdadera fortaleza le resulta inaccesible, incluso invisible, a menos que los amigos y enemigos no actúen de traidores y consigan que entre en ella por un pasadizo secreto.

F. Nietzsche
Humano demasiado humano 491

martes, 6 de marzo de 2018

María Zambrano Hacia un saber sobre el alma y Nietzsche

ORIGEN ANTES DE SER (MARÍA ZAMBRANO) Nietzsche vivió dentro de la Filosofía el doble anhelo por el origen que reside en la Filosofía misma y el otro, el del hombre que sueña verse más allá de su propio ser.

Foto animada

Ambos anhelos se unen íntimamente y quizá sean uno solo. El anhelo de encontrarse a sí mismo, de descubrir que se era cuando todavía no se era, hunde sus raíces en la religión.

Niezsche llevó al extremo y sin piedad, este anhelo que es también ansia de crear, de hacer desde la nada, para que sobre ella aflore como por primera vez, las palabras, la palabra.

Filosofía y Poesía desde siempre han buscado la palabra que crea el ser. Nietzsche en su polémica contra la Filosofía alemana no se da cuenta de que va movido por el mismo afán, de que está situado en ese extremo de la Poesía y de la Filosofía que es el Idealismo.

La Filosofía será en Nietzsche una INSPIRACIÓN, pues la vida que no permite ninguna idea que la suplante, sólo puede hacerse presente INSPIRANDO. Y aparece así el primero de los conflictos que toda filosofía vitalista ha de presentar. Si la vida no tolera ninguna idea radical, ninguna ideal del SER, sin sentirse suplantada por ella, quiere decir que el hombre no ha de tomar en serio ninguna idea, que ha de vivir sintiendo el oscuro fondo de la vida como una potencia absoluta, inescrutable.

Se adentró en el mundo mágico, en ese que la Filosofía griega (ser e identidad, bien y mal) había reducido a medida humana. Fue el poeta que le habitaba quien alcanzaó sus mejores instantes en esos linderos, en los que la palabra no puede ya decir nada.

El LOGOS de la filosofia traza sus límites dentro de la luz. El de la poesía, en cambio, cobra su fuerza en los peligrosos límites en que la luz se disuelve en tinieblas, más allá de lo inteligible.

Pero la poesía nació como ímpetu hacia la claridad desde esas zonas oscuras, por eso precede a la Filosofía, lenguaje meramente inteligible, y le ayuda a nacer. Sin poesía previa la razón no hubiera podido articular su claro lenguaje.

La primera conciencia que el hombre adquiere es la que podríamos llamar CONCIENCIA POÉTICA en que la enajenación toca a un cierta identidad.

Recuérdese el camino que SAN JUAN DE LA CRUZ traza con lucidez geométrica, método para destruir todas las potencias y facultades del alma, tal como aparece en sus comentarios a la NOCHE OSCURA.

Pero en él, como en todos los místicos ortodoxos de cualquier religión, la destrucción del entendimiento va seguida por la destrucción del ser (cuando es posible permaneciendo en la vida); no sólo la ciencia, sino el ser mismo se trascienden para deshacerse, para desnacer en esa realidad última y suprema, a quien la inteligencia pura situó MÁS ALLÁ DEL SER Y DE LA ESENCIA.

Suprema realidad que trasciende todo bien y toda idea: seno infinito, donde hundirse es renacer.

María Zambrano
Hacia un saber sobre el alma
Ed. Alianza 2012

lunes, 5 de marzo de 2018

NIETZSCHE-JM ESQUIROL: ZARATUSTRA Y FCO DE ASIS

ZARATUSTRA y FRANCISCO DE ASIS (Esquirol comenta el capítulo del "mendigo voluntario". e intercalaré pasajes de éste) "Nietzsche da a entender que Zaratustra y Francisco coinciden en el diagnóstico de la situación: entre los ricos no se puede estar, pero tampoco entre los pobres"

("¿¡Qué significan ya hoy “los pobres” y “los ricos”!? Esa diferencia la he olvidado, - por ello me escapé lejos, cada vez más lejos, hasta llegar a estas vacas.»

Así habló el pacífico, y resoplaba y sudaba con sus palabras: de modo que las vacas se maravillaron de nuevo.

Mas Zaratustra le estuvo mirando todo el tiempo a la cara, sonriendo, mientras aquél hablaba tan duramente, y movió la cabeza en silencio.

«Te haces violencia a ti mismo, predicador de la montaña, al emplear palabras tan duras. Para tal dureza no están hechos ni tu boca ni tus ojos.")

*Zaratustra convida así al mendigo a no abandonar su esencia: su dulce bondad*

Aquí Zaratustra es sumamente atento y generoso. Favorece que el mendigo vuelva a ser él mismo, que recupere lo mejor de sí mismo, y nada le reprocha, ni nada le recrimina. Esto es generosidad: ayudar a los demás a ser mejores (lo cual a la vez crea comunidad).

El mendigo voluntario se da cuenta de que Zaratustra lo ha captado muy bien y se siente aliviado. Es al paz de sentirse comprendido y aceptado por el otro. Pero también es su paz más íntima. El alma del mendigo está hecha de tan dulce serenidad que por eso, a su vera, las vacas está tan apacibles.

En plena sintonía entre el mendigo y Zaratustra, éste se muestra hospitalario e invita al mendigo a despedirse de las vacas para ir a conocer a sus animales:... donde hablará de la felicidad con el águila y con la serpiente;  y también le sugiere que aproveche para disfrutar de su alimento...

Al recibir la invitación, el mendigo elogia a Zaratusta, dicendo que le quiere, que es muy bueno y mucho mejor que las vacas.

(Mas ahora despídete en seguida de tus vacas, ¡hombre extraño!, ¡hombre encantador!, aunque te resulte difícil. ¡Pues son tus amigos y maestros más cálidos!»
« - Excepto uno, al cual yo amo todavía más, respondió el mendigo voluntario. ¡Tú mismo eres bueno, y mejor incluso que una vaca, oh Zaratustra!»)

De repente, sin embargo, ante este ensalzamiento, Zaratusta reacciona enfurecido:

(«¡Vete, vete!, ¡vil adulador!, gritó Zaratustra con malignidad, ¿por qué me corrompes con esa alabanza y con miel de adulaciones?» «¡Vete, vete!», volvió a gritar, y blandió el bastón hacia el tierno mendigo: pero éste escapó a toda prisa.)

¿Cómo se explica esta reacción tan colérica? Pues, como es obvio, porque Zaratustra cree adivinar servilismo en la actitud del mendigo. Pero se equivoca del todo.

Del mendigo nunca sale ninguna adulación, ningún falso halago, sino sólo agradecimiento (y agradecimiento del bueno, sin sumisión).

Su actitud no es nihilista, sino creadora. La gran fuerza del mendigo voluntario (su poder) proviene de la gratitud.

Pero he aquí que ahora, al final, Zaratustra no ha sabido recibir bien el elogio sincero que se le dirige.
...
Eugen Fink, agudo lector de Nietzsche, opina que mientras el pensamiento de Zaratustra tiene una fuerza excepcional y estremece a todo aquel que se lo lee y escucha, otra cosa en cambio es la senda vital y concreta de Zaratustra. No se logra mostrar lo suficiente que este personaje goce ni de su saber, ni de su soledad.

La tesis de Fink es que Nietzsche es poderoso mientras habla y piensa como Zaratustra, pero que pierde intensidad cuando quiere describir el tipo existencial de Zaratustra. Da la impresión de que la vida de este personaje no llega a sobresalir de la misma manera que sus pensamientos.

J.M. Esquirol
La penúltima bondad
Ensayo sobre la vida humana
Ed. Acantilado 2018