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sábado, 10 de agosto de 2019

Spinoza, Quignard, Dios, eterno, Ética, raro

En su biblioteca poseía ciento sesenta libros. Tallaba cristales para lentes astronómicos y para los tubos de los microscopios. Sus gastos diarios eran de cuatro centavos y medio. Su comida consistía en una sopa de leche aderezada con mantequilla y un vaso de cerveza. Compraba cada mes el valor de diez medias pintas de vino. Desde el alba trabajaba en su mesa. Sobre cada pieza que separaba, manipulando su diamante, del disco de hierro, un fragmento de rayo de luz jugueteaba.
Van Roojien añade que cuando el sol caía, amontonaba el polvo que se había dispersado alrededor de la pieza recortada; lo recogía en su palma e iba a botarlo a la basura. Encendía una vela y meditaba. Fumaba pipa una vez por día y a esa hora un amigo aparecía y gustoso iniciaba con él una partida de ajedrez. Le gustaban los combates de las arañas en el interior de una caja.

Nuestra vida consume algo de eterno. El goce es un mismo estremecimiento para todos y por siempre. Nuestras piernas son tan ligeras y desnudas. El estimaba que nosotros, al nacer, habíamos sido asociados al presente y a la beatitud activa. 
Decía:

"Hacemos parte de la felicidad, de la actualidad eterna. Usen las palabras que quieran. Todo es de una misma materia efervescente y responde a una misma resaca. Dios no implica ni propósito ni logro.

El alma y el cuerpo son indistintos. Dios, la vida, el universo, la naturalez.a, el pensamiento, el deseo no se desengranan. Un rayo de la claridad que se derrama de la masa del sol, un órgano que cuelga y que el deseo hincha, un eucalipto,
Saturno, los labios arremangados sobre los incisivos amarillos de los tigres, un laúd, el vaso de cerveza fermentado, Descartes, la Spui, el recuerdo de Clara María Van Enden son una sola y misma cosa.

Somos fragmentos del reino de lo viviente. La usura del mundo, la perversión del lenguaje, el caos de las tiranías se presentan y la dificultad del pensamiento para hacer reinar este reino es más grande.

Así el pensamiento es tan dificil como raro."

La palabra que se ha acostumbrado a traducir por dificil es praeclarus; lo que quiere decir muy claro, destello.

Rarus significa disperso sobre la tierra. El pensamiento es una cosa tan clara que está esparcida sobre la tierra.

Luego la palabra rarus quiso decir: distante en el espacio, poco frecuente en el curso del tiempo.

El pensamiento no es tan dificil como raro; él es tan luminoso que se hace distante en el curso de los siglos.

El pensamiento no es precioso a fuerza de rareza; él dice que el pensamiento es simplemente muy raro.

Escribió:

"Sólo una cruel superstición prohíbe los placeres. ¿Por qué, en efecto, conviene mejor apaciguar el hambre y la sed que expulsar la melancolía?

Tal es mi regla. Ninguna divinidad se complace con mi impotencia y mi pena. Al contrario, mientras mas grande es la alegría que nos embarga, más grande es la perfección a la cual pasamos. 

Es propio entonces de un hombre sabio, digo, hacer servir en su alimentación platos agradables, bebidas embriagadoras, como también los perfumes para la nariz, el encanto de las plantas y las flores para la mirada, los ornatos que añaden la luz en las telas que nos protegen, la música para el oído, los juegos y las caricias para que el cuerpo y los diferentes miembros se ejerzan, los espectáculos y otras cosas del mismo estilo que cada uno puede usar sin lastimar al otro."

Estimaba leer porque esta actividad hacía palpitar o estremecer el espíritu y porque ponía al cuerpo en una disposición más recogida y antigua que lo reparaba.

Un día se instaló de nuevo en La Haya. Gozaba con un pequeño jardín cerrado de muros y herboso detrás de la casa. En 1667, Rembrandt, Vermeer pintaban. Él mismo había aprendido a pintar pero había parado.

Redactó un libro póstumo Ethica. Es el más bello y más feliz cuadro invisible que el mundo se ha dado de sí mismo. Durante años lo releía en las noches. Lo tenía guardado en un pequeño secreter. Sufría de un insomnio crónico que, leyendo, había transformado en felicidad.

Amaba de tal modo la alegría.

Apagaba la mecha a las tres de la mañana y reposaba a la espera del alba.

Pascal Quignard
Pequeños tratados
Tratado II. Dios
(sobre Spinoza)


domingo, 17 de marzo de 2019

Quignard, mayéutica, noética

Macrobio  comparó  extensamente  la  representación  intelectual  que  procura  tomar  forma,  que  se  esfuerza  por desarrollar  sus  argumentos  en  el  fondo  de  la mente  del  hombre  maduro,  con  el  cuerpito  embrionario  que  crece  y  ex tiende  y  singulariza  sus  órganos  en  el  agua  tibia  y  eufórica que  contiene,  en  una  bolsa  de  piel  cerrada,  por  largo  tiempo  sellada  y  casi  hermética,  el  vientre  materno.
La  noética,  he  noetiké  techné,  define  el  arte  de  hacer surgir  los  conceptos.  La  mayéutica,  he  maieutiké  techné, define  el  arte de  ayudar  a  parir  niños.  En  griego, el  maieuma que  resulta  de  ello  designa  al  recién  nacido,  de  la  misma manera  que  el  noema  designa  el  contenido  del  pensamierw to.  De tal modo,  el  noema  griego  se  llama en  latín  conceptus y  desemboca  en  el  francés  concepto. 
El  contenido  de  pensamiento  es  algo  concebido  por  el  espíritu.
La  maieusis  designa  la  tan  aterradora  metamorfosis  activa  del  parto  de  las  mujeres  - no  solamente  sobre  la  tierra sino  también  a  la  luz  del  día -  que  es  la  reproducción  social en  sí  misma.  La  maieusis,  que  renueva  las  sociedades  humanas,  remite  al  dolor  natal,  a  la  violencia  intrusiva, pneumática,  sonora,  sangrienta,  como  la  noesis,  que  designa  el  movimiento  atento  de  pensar,  remite  a  la  contención psíquica  y  al  desgarramiento  trágico  entre  dos  tesis  hostiles  que  se  enfrentan  perpetuamente  entre  sí.
La  maieutria  nombra  a  la  mujer  “sabia” (sage-femme)  y  esa  extraña “sabiduría”  remitió  desde  el  origen  al  “sabio”  que  está  contenido  en  “philo-sophos”,  es  decir,  aquel  que  “ama  al  sabio”.
Pero  si  la  partera  (sage-femme)  es  elegida  por  Sócrates  porque  se  trata  de  su  madre,  el  filo-sabio  omite  decir  que  su  padre,  como  la  génesis  misma  (la  genética  anterior  a  la  reproducción  sexual),  esculpía.  Porque  hay  una  simbólica prelingüística.  Hay  dos  vías:  imágenes  y  palabras,  ...
Es  la  madre  como  continente.  Luego  hay  un  Referente (antes  de  la  división  significante/significado  de  la  lengua  oral) y  es  la  madre  perdida.  Es  la  madre  como  otro  cuerpo,  como objeto  en  el  segundo  mundo,  después  del  nacimiento  y  el  grito  antes  del  aliento. 
De tal modo,  la  identificación  proyectiva sería  el  primer  pensamiento.  Es  una  noesis  antes  de  ser  un noema.  Es  una  cacería  de  lo  que  se  pierde.  Una  búsqueda  de aquello  que  hemos  perdido.  Se  proyectan  contenidos  hacia el  Continente,  hacia  lo  Nutricio,  hacia  la  Madre,  hacia  los senos  de  la  madre,  hacia  el  alimento  de  la  madre,  hacia  el pensamiento  de  la  madre,  hacia  la  anterioridad  de  la  madre.
Pascal Quignard
Morir por pensar
Último reino IX
Ed. El cuenco de plata 2015

martes, 6 de marzo de 2018

PASCAL QUIGNARD, BUTES, CICERON, MÚSICA, RITMO

Cicerón decía que había en el lenguaje una musicalidad latente que penetraba el alma más allá de la significación. Puro BRASMOS. Como un viejo bramido de pura emotividad que trasportaría a los hombres a partir de la parte más íntima de sus lenguas.

Foto animada

Para nombrar sin demasiadas pretensiones el pensamiento llamemosle la REUNIÓN. El pensamiento es lo que reúne a los ausentes, las palabras, los argumentos, las impresiones, los recuerdos, las imágenes.

Así como la reunión supone la unión, el pensamiento supone la madre. Para nombrar la madre decimos la atadora. Donde se encuenta la SEIREN. Vieja sirena que se desliza en el seno de un viejo canto continuo. Sonoro senil que premastica la lengua como la boca ancestral premastica la comida que va a regurgitar sobre los labios de los más recientes para permitirles sobrevivir.

La música en este caso, una vez abandonado el mundo del agua y su penumbra, una vez que el humano ha emergido chorreante sobre la orilla pulmonada, en el sol del nacimiento, se vuelve una apostasía del lenguaje que será adquirido progresivamente en el mundo externo y su respiración.

Es a partir de este desacuerdo entre latido cardíaco (RYTHMOS) y canto pulmonado (MELOS) que algo intenta seguirse, tensarse, distenderse, dejarse, volver, armonizarse.

La música vuelve a sumergir el cuerpo en el continente sonoro en el que se movía. Se balancea y baila y busca reunirse con al vieja rítmica acuosa de las olas.

La música atrae a su oyente a la existencia que precede al nacimiento, que precede a la respiración, que precede al grito, que precede la espiración, que precede la posibilidad de hablar.

De este modo la música se hunde en la existencia originaria.

PASCAL QUIGNARD
BUTES
Ed. Sextopiso 2012. pags. 56-58.