Mostrando entradas con la etiqueta ética. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ética. Mostrar todas las entradas

sábado, 12 de febrero de 2022

Levinas Dios ética oración

 Dios no reina más que por la interposición de un orden ético, ahí donde un ser responde de otro. El mundo es, no porque persevere en el ser, no porque ser sea su propia razón de ser, sino porque puede ser justificado mediante la mediación de lo humano. Lo humano es la posibilidad de un ser-para-el-otro. Es la justificación de todo exisir.

De manera que la horación, llamada en hebreo "servicio del corazón", o incluso "trabajo del corazón" (la expresión, de nuevo aquí, es literal) designa la edificación de los mundos o la reparación de las ruinas de la creación... no es una petición, sino un ofrecerse, un "derramarse de su alma" (Haim de Volozina, Nefesh Hahaim)


Emmanuel Levinas

En la hora de las Naciones

Lecturas talmúdicas, ensayos y conversaciones

Eds. Sígueme 2019

sábado, 10 de agosto de 2019

Spinoza, Quignard, Dios, eterno, Ética, raro

En su biblioteca poseía ciento sesenta libros. Tallaba cristales para lentes astronómicos y para los tubos de los microscopios. Sus gastos diarios eran de cuatro centavos y medio. Su comida consistía en una sopa de leche aderezada con mantequilla y un vaso de cerveza. Compraba cada mes el valor de diez medias pintas de vino. Desde el alba trabajaba en su mesa. Sobre cada pieza que separaba, manipulando su diamante, del disco de hierro, un fragmento de rayo de luz jugueteaba.
Van Roojien añade que cuando el sol caía, amontonaba el polvo que se había dispersado alrededor de la pieza recortada; lo recogía en su palma e iba a botarlo a la basura. Encendía una vela y meditaba. Fumaba pipa una vez por día y a esa hora un amigo aparecía y gustoso iniciaba con él una partida de ajedrez. Le gustaban los combates de las arañas en el interior de una caja.

Nuestra vida consume algo de eterno. El goce es un mismo estremecimiento para todos y por siempre. Nuestras piernas son tan ligeras y desnudas. El estimaba que nosotros, al nacer, habíamos sido asociados al presente y a la beatitud activa. 
Decía:

"Hacemos parte de la felicidad, de la actualidad eterna. Usen las palabras que quieran. Todo es de una misma materia efervescente y responde a una misma resaca. Dios no implica ni propósito ni logro.

El alma y el cuerpo son indistintos. Dios, la vida, el universo, la naturalez.a, el pensamiento, el deseo no se desengranan. Un rayo de la claridad que se derrama de la masa del sol, un órgano que cuelga y que el deseo hincha, un eucalipto,
Saturno, los labios arremangados sobre los incisivos amarillos de los tigres, un laúd, el vaso de cerveza fermentado, Descartes, la Spui, el recuerdo de Clara María Van Enden son una sola y misma cosa.

Somos fragmentos del reino de lo viviente. La usura del mundo, la perversión del lenguaje, el caos de las tiranías se presentan y la dificultad del pensamiento para hacer reinar este reino es más grande.

Así el pensamiento es tan dificil como raro."

La palabra que se ha acostumbrado a traducir por dificil es praeclarus; lo que quiere decir muy claro, destello.

Rarus significa disperso sobre la tierra. El pensamiento es una cosa tan clara que está esparcida sobre la tierra.

Luego la palabra rarus quiso decir: distante en el espacio, poco frecuente en el curso del tiempo.

El pensamiento no es tan dificil como raro; él es tan luminoso que se hace distante en el curso de los siglos.

El pensamiento no es precioso a fuerza de rareza; él dice que el pensamiento es simplemente muy raro.

Escribió:

"Sólo una cruel superstición prohíbe los placeres. ¿Por qué, en efecto, conviene mejor apaciguar el hambre y la sed que expulsar la melancolía?

Tal es mi regla. Ninguna divinidad se complace con mi impotencia y mi pena. Al contrario, mientras mas grande es la alegría que nos embarga, más grande es la perfección a la cual pasamos. 

Es propio entonces de un hombre sabio, digo, hacer servir en su alimentación platos agradables, bebidas embriagadoras, como también los perfumes para la nariz, el encanto de las plantas y las flores para la mirada, los ornatos que añaden la luz en las telas que nos protegen, la música para el oído, los juegos y las caricias para que el cuerpo y los diferentes miembros se ejerzan, los espectáculos y otras cosas del mismo estilo que cada uno puede usar sin lastimar al otro."

Estimaba leer porque esta actividad hacía palpitar o estremecer el espíritu y porque ponía al cuerpo en una disposición más recogida y antigua que lo reparaba.

Un día se instaló de nuevo en La Haya. Gozaba con un pequeño jardín cerrado de muros y herboso detrás de la casa. En 1667, Rembrandt, Vermeer pintaban. Él mismo había aprendido a pintar pero había parado.

Redactó un libro póstumo Ethica. Es el más bello y más feliz cuadro invisible que el mundo se ha dado de sí mismo. Durante años lo releía en las noches. Lo tenía guardado en un pequeño secreter. Sufría de un insomnio crónico que, leyendo, había transformado en felicidad.

Amaba de tal modo la alegría.

Apagaba la mecha a las tres de la mañana y reposaba a la espera del alba.

Pascal Quignard
Pequeños tratados
Tratado II. Dios
(sobre Spinoza)


lunes, 15 de julio de 2019

El decir y lo dicho en LEVINAS: interrumpir-reducir la ontología con la ética.

En su segundo gran libro filosófico, De otro modo que ser, o más allá de la esencia, Levinas intenta evitar el problema del lenguaje ontológico con una sinuosa autocrítica y acuña la distinción entre el decir y lo dicho (le dire et le dit).

Para explicarlo rápidamente, el decir es ético y lo dicho es ontológico.

Si bien no puede decirse que Levinas ofrece definiciones de diccionario para estos términos, podemos pensar que el decir es el acto de exponerme-corpórea y sensiblemente- al otro hombre, mi incapacidad de resistirme al acercamiento del otro. Es la posición de mi yo que afirma, que propone o que se expresa frente al otro. Es un desempeño ético verbal y acaso también no-verbal, cuya esencia no se puede captar en proposiciones constatativas. Es, si se quiere, un hacer performativo, que no se deja reducir a una descripción proposicional.

Por contraste, lo dicho es una declaración, una afirmación o una proposición cuya verdad o falsedad puede ser demostrada. Para decirlo de otra manera, puede pensarse que lo dicho es el contenido de mis palabras, su significado identificable, mientras que el decir consiste en el hecho de que esas palabras están dirigidas a un interlocutor, a cada uno de ustedes en este preciso instante.

El decir es un residuo ético y no tematizable del lenguaje que escapa a la comprensión, interrumpe la ontología y es la norma misma que rige el movimiento de lo mismo a lo otro.

Dado que la filosofía en tanto ontología habla el lenguaje de lo dicho -es proposicional, llena papeles, capítulos y libros como éste-, el problema metodológico que enfrenta el Levinas posterior, problema que recorre cada página del bastante barroco De otro modo que ser, es el siguiente: ¿cómo puede ser dicho el decir? O sea, ¿cómo formular filosóficamente mi exposición ética ante el otro.sin traicionar por completo ese decir?

En De otro modo que ser, el pensamiento de Levinas -y sobre todo su estilo- se va percatando paulatinamente del problema de cómo conceptualizar -y por ende, traicionar- el decir ético en lo dicho ontológico. Podríamos llamar a éste el giro deconstructivo de Levinas.

La solución a este problema metodológico, se me ocurre, se halla en la idea de reducción. En síntesis, es cuestión de explorar las diversas formas por las cuales lo dicho puede ser desdicho, o reducido, dejando así que el decir circule como residuo ó interrupción dentro de lo dicho.

El filósofo debe empeñarse, sostiene Levinas, en reducir lo dicho al decir y romper continuamente el límite que separa lo ético de lo ontológico (OB 43-45).

Simon Critchley
Introducción a Levinas
Trad. Marcelo Burello
en
Emmanuel Levinas
Difícil libertad
Ensayos sobre judaísmo
Original Eds. Albin Michel 1963, 1976
Ed. Fund. David Calles
Buenos Aires 2005


Ilustración del libro de
Johh Berger
Selçuk Demirel (ilustraciones)
Ed. Nórdica Libros 2019


domingo, 17 de febrero de 2019

Putnam, Levinas, ética, ontología

Menciono a Levinas en primer lugar porque el título del libro bien podría haber sido el título de una obra de Levinas. El tema que está en el centro de la filosofía de Levinas es que todos los intentos de reducir la ética a una teoría del ser o basarla en ella, en una ontología, ya sea en el sentido tradicional o en el heideggeriano, constituyen estrepitosos fracasos.
Para Levinas, el irreductible fundamento de la ética es el reconocimiento inmediato de que tengo la obligación  de hacer algo cuando estoy ante un prójimo, un ser humano, que sufre.
Es cierto (y Levinas es muy consciente de ello) que ninguno de nosotros puede ayudar a todos los seres humanos que sufren y que la obligación de ayudar a un ser humano concreto puede quedar anulada por la obligación de ayudar a lo que él denomina "el tercero".
Sin embargo, no sentir ninguna obligación de ayudar a nadie que sufra, no reconocer que, si puedo, debo ayudar, o sentir la obligación sólo en el caso de que la persona sufriente ante la que esté me resulte agradable, simpática o alguien con quien puedo idetificarme, implica no ser ético en absoluto, sin importar por cuantos principios uno pueda guiarse o esté dispuesto a dar la vida.
Hilary Putnam
Etica sin ontología
Ed. Alpha Decay 2013
Trad. Albert Freixa